Olga nace en la parte este del imperio alemán a finales del siglo XIX, sobrevive a dos guerras mundiales y muere en extrañas circunstancias. Su vida, a caballo entre dos siglos, transcurre marcada por la historia. De familia pobre, es criada por su abuela tras la temprana desaparición de sus padres; más adelante se enamora de Herbert, un joven de una clase social superior, cuya familia se opone a la relación. Deberán mantener su amor en la clandestinidad y después la relación quedará marcada por la distancia, porque Herbert, llevado por el entusiasmo de las guerras coloniales de Bismarck, decide alistarse en el ejército. Viajará por África y por América del Sur y más tarde formará parte de una expedición polar, mientras Olga se queda en casa y le escribe cartas.
La novela relata la vida de la protagonista en tres partes y desde tres ángulos complementarios: un narrador en tercera persona, un testimonio en primera –el de un joven que la conoce en los años cincuenta, cuando Olga plancha para su familia– y por último las cartas que la propia Olga envió durante años a su amado, sin obtener respuesta.
Bernhard Schlink retrata con precisión y sensibilidad un alma femenina y desgrana sus anhelos, pesares y secretos, y al mismo tiempo esboza una panorámica de algunos años cruciales de la historia alemana contemporánea, con todas sus convulsiones y claroscuros. Olga es una obra a un tiempo íntima y épica, en la que se entrecruzan las pequeñas cuitas personales y los grandes acontecimientos históricos, con los deslumbrantes resultados a los que nos tiene acostumbrados el autor de la exitosísima El lector.