Principios de los años ochenta. A orillas del lago Como, cerca de las poblaciones que se convirtieron en destino turístico internacional y de los grandes personajes que se hospedaron allí (Liszt, Stendhal, Churchill, Hitchcock y Konrad Adenauer) se halla el pequeño municipio de Mezzegra.
Aquí encontramos las riñas entre el cura y el alcalde, los encantos aún sin dueño de la organista, Angela, la moto rugiente de su pretendiente Bernasconi, las fiestas del pueblo, el tráfico ilegal con la cercana Suiza, la epopeya de un vuelo en hidroavión y una galería de personajes irresistibles.
Es precisamente este mundo el que se ve agitado por la desaparición de la estatua de la Virgen del Carmen. ¿Quién ha cometido esa acción sacrílega? ¿Con qué objetivo? ¿A dónde ha ido a parar la estatua? El gran don Luigi, heredero de todos los curas rurales que han dejado su huella en la literatura y el cine, no pierde los estribos, e intenta comprender lo sucedido, investigando e interrogando, sin olvidar que el diablo se esconde en los pequeños detalles.
A lo mejor esa sería la mejor ocasión para un beso de verdad. No de esos en la mejilla. No, Bernasconi soñaba con un beso auténtico, como en las películas, con el rostro de Ella desapareciendo entre los brazos de Él.
Una comedia de los errores que, espoleada por los indicios, deja traslucir pequeños secretos, fogosas pasiones, esperanzas y deseos inconfesables. Cocco tantea ritmos y lenguajes de comedia, creando un nuevo lugar geográfico y literario.