Ganadora del prestigioso premio Renaudot y elegida Libro del Año por los libreros franceses y la revista Lire, esta novela posee una belleza sombría y seductora que emana tanto del clima misterioso que envuelve la historia como del profundo y descarnado retrato de los personajes que la componen.
Diciembre de 1917. En un pequeño pueblo del norte de Francia, el cuerpo sin vida de una hermosa niña aparece flotando en el canal. La crónica de los hechos, escrita veinte años después del suceso por el policía a cargo de la investigación, invita al lector a descubrir una realidad inesperada. En su implacable relato, donde la emoción aparece contenida por el pudor del narrador, nadie es inocente, y los culpables, de una forma u otra, son también víctimas. El gris es el tono dominante, pero no el gris de la muerte, ni el del duro clima invernal, ni siquiera el de la cobardía, sino el gris en que se desenvuelve la condición humana: la ausencia de certezas absolutas, las sombras, los claroscuros, en suma, el peso rotundo de la duda.