Hace cincuenta o sesenta años, los niños se pasaban el día en la calle, ¡esa gran escuela! Con una mano jugaban a las chapas y con la otra sujetaban un trozo de pan con chocolate, que era la mejor merienda del mundo.
Miles de recuerdos de esa época se dan cita en este libro, que constituye una mirada nostálgica a la infancia y la vida en familia. Porque no siempre cualquier tiempo pasado fue peor, digan lo que digan.