Monte de Sancha fue publicado originalmente en 1950 y ya entonces constituía uno de los primeros testimonios en el que la Guerra Civil española aparecía desprendida de referencias imperiales y de un lenguaje mesiánico y providencialista elaborado para ensalzar las virtudes o atrocidades de un bando y otro. La intención de Mercedes Formica era la de destacar el surgimiento inesperado del horror, el instante en el que la vida de un ser humano deja de importarle a otro. Para ello, Málaga juega un papel determinante en la evolución del argumento, una ciudad que, por su propia distribución geográfica, había permitido el desarrollo de dos zonas antagónicas: el paraíso apacible de la colonia extranjera y española que residía en el elegante barrio de la Caleta ?una parte de él es el Monte de Sancha?, y la pobreza y el sufrimiento de los obreros que habitaban los barrios más humildes. Margarita Bradley, personaje simbólico que encarna a toda su clase social, y Miguel, un artista proletario, quieren vivir su juventud y disfrutar de su particular historia de amor, sin ser conscientes de que sus vidas están irrevocablemente condenadas a estar separadas casi desde el mismo nacimiento.
Mercedes Formica (Cádiz, 1913-Málaga, 2002) es una de las voces más desconocidas de la narrativa española de posguerra, con títulos como Bodoque, La ciudad perdida, A instancia de parte o Collar de ámbar. Su temprana afiliación a la Falange (que finalizó con el fusilamiento del líder) y el hecho de ser mujer creadora en aquellos años han impedido su merecido reconocimiento. Abogada, escritora y articulista en la prensa de la época, fue una de las mujeres de mayor influencia social en la segunda mitad del siglo xx, hasta el punto de promover una campaña a favor de los derechos jurídicos de la mujer que culminó con la reforma de varios artículos del Código Civil en 1958.
Miguel Soler Gallo es considerado el especialista actual de la vida y la obra de Mercedes Formica. Ha publicado sobre ella multitud de trabajos y ha aportado datos que han ayudado a tener un mejor conocimiento de su trayectoria artística. Gracias a esta labor y al hallazgo de la fecha correcta de su nacimiento, impulsó los actos en homenaje al centenario de su nacimiento en Cádiz en el año 2013, que ayudaron a que la figura de Formica volviese a ser atendida por los hispanistas después de años de silencio.