A inicios de la década de 1960, el pueblo concitó la atención de los medios de comunicación. Entre 1961 y 1965, cuatro jóvenes en edad escolar Conchita González, Mari Cruz González, Jacinta González y Mari Loli Mazón, sin relación de parentesco, afirmaron haber presenciado apariciones del Arcángel San Miguel y de la Virgen María. Según ellas, el primero preparó a las muchachas para la posterior aparición de la Virgen, ocurrida el 2 de julio de 1961. Durante cerca de 2.000 sesiones, que concitaron a grandes multitudes, las muchachas entraron en estado de profundo éxtasis y se registraron aparentes fenómenos paranormales registrados por cámaras fotográficas o filmaciones, tales como levitaciones, demostraciones de fuerza, etc. ante la presencia de cientos o miles de testigos (según las fuentes) que intentaron sustraer a las videntes del trance mediante pinchazos de aguja, quemaduras o golpes. Entre las personas que tuvieron relación con el pueblo destacan el jesuita Padre Luis Andreu, quien falleció después de asegurar que había contemplado la visión de las niñas, y el conocido y estigmatizado Padre Pío de Pietrelcina.
El pueblo se convirtió en un punto de peregrinaje para muchos creyentes católicos y miembros de otras confesiones, aunque la posición oficial de la Iglesia respecto de los acontecimientos ha determinado que las apariciones no tienen validez en cuanto a su condición sobrenatural.
Esta es la verdadera historia...