Francisco Cantú, exagente de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, realiza una oportuna reflexión personal sobre la violencia estructural que ha distinguido históricamente a la frontera entre México y Estados Unidos. A la par que el autor lucha contra su sentido de responsabilidad y la desesperanza, abre un diálogo transformador y saca a la luz la realidad de los profundos conflictos internos de quienes defienden sus fronteras y quienes las cruzan.
Francisco Cantú creció en la frontera. Su madre, una guardia forestal de ascendencia mexicoamericana, lo crio en los parques nacionales y desiertos del sur de Arizona. Permanentemente intrigado por el paisaje de su infancia, Francisco decidió estudiar una maestría enfocada en las relaciones fronterizas. Sin embargo, ávido de un conocimiento que la academia no pudo darle, dio un salto de fe y se unió a la Patrulla Fronteriza, comprometiéndose con este espacio dividido artificialmente y con la gente que lo cruza.
Francisco se entrenó primero como agente en campo, donde aprendió a seguir rastros humanos en las huellas del desierto y a detectar movimiento con sensores térmicos. Arrestó a gente, joven y vieja, desalentada y desafiante, sola o aferrada a los cuerpos de sus seres queridos abatidos por los elementos. Luego de tres años en estas funciones, con los nervios deshechos, Cantú fue promovido a Inteligencia, un trabajo de escritorio que lo sacó de la brutalidad física del terreno, pero lo sumió en un mundo de cárteles de drogas y la violencia que estos generan. Al tiempo que horribles pesadillas lo acosaban, sufría de dolores fulminantes y se volvió sumamente paranoico, lo que lo llevó a la decisión de dejar su trabajo.
Pero aún después de dejar atrás la Patrulla Fronteriza, la paz mental parecía lejana. Para apaciguar su alma, consiguió trabajo en la barra de un café local, donde entabló una sincera amistad con José, el conserje del lugar, un esposo y padre orgulloso de su familia que había vivido 30 años en Estados Unidos. Pero un día José intentó volver a Michoacán para despedirse de su madre agonizante, lo que resultó en su aprehensión en la frontera. Al enterarse de la situación, Francisco se vio forzado a enfrentar sus demonios una vez más.
«Una mirada poética, ferozmente honesta y profundamente empática mirada a aquellos que patrullan la frontera y a los migrantes que arriesgan #y pierden# la vida al cruzarla. Este libro es un bálsamo invaluable en una época donde la retórica política tiende a la desinformación o al engaño descarado.» #Phil Klay, autor de Redeployment
«La historia de Francisco Cantú, con su perspectiva inteligente y humana, atormentará a cualquiera que alguna vez haya pensado que un muro embellecería el patio de Estados Unidos. Cantú defiende la caridad y la compasión en lugar de la xenofobia y la retórica de la desinformación. Sus palabras son tan conmovedoras como verdaderas, y su sensibilidad literaria es estimulante.» #Barry Lopez, autor de Arctic Dreams y Of Wolves and Men
«Este libro relata la poética brutal del corazón del desierto. Si creías que sabías algo sobre la inmigración y la frontera, verás que aún queda mucho por aprender, y te conmoverá su insólita musicalidad.» #Luis Alberto Urrea, autor de The Devil#s Highway